Rastros indelebles de la minería ilegal mecanizada en la cocina tradicional: caso Managrú, Cantón de San Pablo, Chocó, Colombia
Indelible traces of mechanized illegal mining in traditional cuisine: the case of Managrú, Cantón de San Pablo, Chocó, Colombia
Gladis Eufemia Arango Carvajal*
* Contratista, Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico (IIAP), Quibdó, Colombia.
Autor correspondencia: gladisarangoc@hotmail.com
Recepción: Septiembre 16, 2020
Aprobación: Diciembre 10, 2020 Editora asociada:
Vargas-Porras L DOI:
https://doi.org/10.51641/bioetnia.v18i1.247
Resumen
En Managrú, cabecera municipal del municipio Cantón de
San Pablo, departamento del Chocó, Colombia, comunidad
afrodescendiente, se introdujo la minería ilegal mecanizada a
gran escala por brasileros y peruanos a mediados de la década
del año 2000 hasta el 2018; esta explotación minera
afectó los sistemas tradicionales de producción y
también la seguridad alimentaria y prácticamente
acabó con la minería artesanal, además de generar
impactos negativos en la salud por el mercurio, afectó a la
flora y fauna, contaminó las fuentes hídricas y
perturbó su cauce natural entre otros.
Palabras clave: Afrodescendientes, Cocina tradicional, Minería ilegal mecanizada, Seguridad alimentaria.
Abstract
In Managrú, municipal seat of the Cantón de San Pablo
municipality, Chocó department, Colombia, an Afro-descendant
community, large-scale mechanized illegal mining was introduced by
Brazilians and Peruvians in the mid- two thousand to the year 2000 and
2018; said mining exploitation affected traditional production systems
and affected food security; I practically put an end to artisanal
mining. In addition to generating negative impacts on health due to
mercury, damage to flora and fauna, contamination of water sources by
mercury and disturbance of the natural channel, among others.
Keywords: Afro-descendant, Food safety, Mechanized illegal mining, Traditional cuisine.
Los alimentos o recetas culinarias ejercer cierta magia, pues con solo
verlos, olerlos o saborearlos, después de muchos años,
nos evocan momentos felices, un lugar, un ser querido, un momento de la
infancia entre otros. Es el hechizo de la cocina tradicional1,
manifestación cultural que refleja una identidad étnica y
cultural que da cuenta de un lugar, de un grupo humano o de una etnia
en particular.
El estudio de las cocinas tradicionales devela el uso del medio
natural, los sistemas tradicionales de producción, la
recolección (caza, pesca, frutos silvestres), en otros
términos, el estado de la seguridad alimentaria de las
comunidades. Las diferentes formas de preparación de los
alimentos ofrecen un cúmulo de conocimientos que pasan de
generación en generación, convirtiéndose en una
tradición del arte culinario.
La cocina tradicional, no solo es un cúmulo de recetas o
preparaciones que se consume en un determinado lugar, sino que develan
las características biogeográficas, el aprovechamiento de
un ecosistema en particular del que depende infinidad de comunidades
rurales y del cual obtienen la subsistencia. Esta cocina revela
contextos económicos, sociales, políticos o
étnicos que inciden o influyen en la alimentación de un
grupo humano.
Managrú, cabecera municipal del Cantón de San Pablo,
departamento del Choco, Colombia, donde algunas mujeres son portadoras2
del legado de la cocina tradicional, en particular de las recetas con
maíz, podría considerarse que ostentan el premio mayor
por la multiplicidad de deliciosas recetas como: el arroz de
maíz, el claro o guate3 (con las
variedades de claro o guate simple, guate coco, guate agrio), sopa de
resplandor, el birimbí (con las variedades de birimbí
mojado, birimbí seco, birimbí asado), la chicha,
empanadas, envuelto simple, envuelto de coco, envuelto vite, envuelto
de choclo, masa asada, masa subida, la runcha, la sosiega, el
café de maíz, la masa frita, colada de maíz viche
o de choclo, además de las recetas que se obtienen de la
combinación del maíz con otros ingredientes, como el
envuelto de maduro y el enyucado entre otros.
Una de las limitantes para seguir la tradición culinaria con
base en el maíz, es la escasez del producto por la
pérdida de zonas que tradicionalmente se destinaban a la siembra
de este cereal como eran las márgenes del río que fueron
removidas y contaminadas por mercurio, debido a la introducción
masiva y sin control de la minería mecanizada, a mediados de la
década del año 2000 hasta el 2018, afectando la seguridad
alimentaria de esta comunidad.
Según Sully Dionisia Quinto: “el maíz hay tiempos
que se escasea, ha disminuido el cultivo del maíz desde cuando
entró la minería. Aquí todos somos o fuimos mineros4, mis hijos no me dejan minear porque el río está contaminado5. Antes de entrar los dragones6, todos teníamos sus cultivos y mineábamos” (Quinto SD, comunicación personal 6 de noviembre 2020).
Según Pedro Luis Palacios, “se sembraba en los arenales
del río, el río subía y dejaba unos 20 cm de arena
y por debajo, estaba el capote7. En estos sitios se sembraba la yuca, el achín, el ñame, el colino8
y el maíz entre otros. La minería con barcazas
afectó las zonas rivereñas cercanas. La minería ha
hecho mucha destrucción, las partes altas son las que no se han
afectado” (Palacios PL, comunicación personal 7 noviembre
2020).
Según manifiesta el señor Palacios, la minería
mecanizada con lo que denominan los “dragones” llegó
al lugar en el año 2005, y aunque salieron en el año
2018, Anadelfa Hinestroza plantea: “todavía hay unas dos o
tres de la gente de Managrú y de un gringo. En su apogeo eran de
20 a 40 dragones en el río San Pablo9
que desemboca al río Atrato al frente de Quibdó. La
minería tradicional de las mujeres ya no se trabaja. Yo ya no
sé por dónde ando, me pierdo cuando salgo por el
río de cómo lo dejó revuelto la
minería”. (Hinestroza A, comunicación personal 7
noviembre 2020).
A su vez, Jerónima Rodríguez dice: “todo el
río San Pablo, perdió su cauce, uno ya no se ubica, si va
a entrar a la quebrada Managrucito, uno sube por el cauce y se da
cuenta que no es la quebrada porque se encuentra sin salida, sino que
es otra entrada que hicieron las dragas; uno se tiene que devolver. Y
en tiempo de verano, por la arena que dejaron tirada, se seca la boca
de la quebrada. Lo que no destruyó la barcaza lo están
destruyendo las retroexcavadoras hoy en día. Ya uno no encuentra
donde sembrar, no sé de qué vamos a sobrevivir en este
pueblo”. (Rodríguez J, comunicación personal 7
noviembre 2020).
Se sembraba maíz antes de la minería en la margen del
río que pasa por el poblado y algunos de sus afluentes. Ahora se
siembra más lejos; don Manuel de Jesús Palacios es uno de
los pocos agricultores que realiza esta actividad, comenta la
travesía que debe hacer: “uno se sube desde la boca10 de la quebrada Managrucito hasta cierto punto con motor, después se pasa a una canoa11
hasta el pie del camino, luego se sigue por el camino largo, largo por
loma, plano y loma y de allá para acá es pura loma, uno
se gasta aproximadamente 45 minutos. Luego se pasa a la quebrada
Amparraidó en canoa, hasta llegar a la comunidad de Bellavista
Berreberre. Es en las riveras de la quebrada Amparraidó que
desemboca al río Baudó, que se cultiva plátano,
banano, achín y maíz” (Palacios MJ,
comunicación personal 7 noviembre 2020).
Son tres familias las que van a esta quebrada a cultivar, se les
dificulta el traslado de los productos por el camino, pues son cargados
en catangas12; y emplean varios días
para pasar todos los productos de un extremo al otro del camino. Pueden
ser 20 cepas de achín, tres bultos de ñame, el
maíz cuando hay cosecha, los racimos de banano y los gajos del
plátano entre otros; estos productos que venden en
Managrú, lugar donde viven.
A su vez la señora Reinelda Mosquera, expone: “hoy casi no
se siembra el arroz, porque las minas dañaron las partes
húmedas en las vegas del río, tanto en el borde como en
las partes adentro del mismo, donde se sembraba el arroz. En la
actualidad se compra el arroz. El arroz, es base en la
alimentación, básicamente se consume todos los
días” (Mosquera R, comunicación personal 8
noviembre 2020). Entre las preparaciones se cuenta: arroz seco, sopa de
arroz, arroz corrinche, arroz con leche entre otras.
Es una economía frágil, de subsistencia, en que la
comunidad dependía de los sistemas tradicionales de
producción y la recolección (caza, pesca) y de la
minería tradicional o artesanal.
De acuerdo con el informe de auditoría de la Contraloría13
(2017) a la Corporación Autónoma Regional de Desarrollo
Sostenible (CODECHOCÓ), se encontró que en el municipio
de Cantón de San Pablo, Managrú cabecera municipal y
comunidades de este municipio: Puerto Pervel, Guapandó,
Taridó, Boca de Raspadura, Cienegarrota, Boca de Jorodó,
Managrucito y La Isla, se ubicaron un total de 128 maquinarias y cinco
entables destinadas a la extracción del oro con 19 dragones en
el río San Pablo, 13 máquinas retroexcavadoras en toda la
jurisdicción del municipio, 14 elevadores, 46 dragas de
succión y 37 motobombas. Los impactos socioeconómicos y
ambientales son: contaminación de las fuentes hídricas,
aire y suelos con sustancia tóxicas (mercurio o cianuro),
sedimentación de los cauces de los ríos,
deforestación, destrucción de flora y fauna silvestre,
vertimiento de combustible fósiles al suelo y fuentes
hídricas, ruptura del tejido social familiar de las comunidades
en donde tienen influencia, el sobrecosto en la economía de la
región y afectación a la salud por mercurio,
proliferación de enfermedades (malaria, dengue) por apertura de
pozos de agua que posibilitan el desarrollo de vectores. En la
auditoría se evidenció un “débil control
ambiental de CODECHOCÓ a la minería ilegal” y
“se suman los alcaldes municipales, que no suspenden las
explotaciones ilegales”.
Managrú, comunidad afrodescendiente, de “tierras de
comunidades negras” de acuerdo con la Ley 70/93 que consigna en
el Artículo 5: “Para recibir en propiedad colectiva las
tierras adjudicables, cada comunidad formará un Consejo
Comunitario como forma de administración interna”, y
ejerce la máxima autoridad (Capítulo II, Artículo
3, Decreto 1745), y debe “velar por el aprovechamiento y
conservación de los recursos naturales de conformidad con la
legislación ambiental y las prácticas tradicionales de
producción y demás que garanticen el manejo sustentable
de los recursos naturales. (Numeral 11, Artículo 6º,
Decreto 1745). El título de la propiedad colectiva se
otorgó mediante la Resolución 2694 del 21 de diciembre
del 2001, al Consejo Comunitario Mayor del Cantón de San Pablo
(ACISANP).
Es así como para la gobernanza del territorio, cuenta con una
normatividad, entes como un Consejo Comunitario, que lo conforma, la
Asamblea (población que ocupa el territorio), una Junta del
Consejo Comunitario, quien es la representación de toda la
comunidad, que en teoría es la encargada de que se cumplan los
reglamentos estipulados, protección de la propiedad colectiva y
velar por la función ecológica entre otras.
Es la radiografía de una triste realidad, que no tiene vuelta
atrás. Se suscitan algunas preguntas para la reflexión:
¿Hay lecciones aprendidas para la comunidad y cuáles
serían? ¿Las comunidades afrodescendientes estaban
preparada para administrar su territorio y con ellas sus líderes
de las Juntas de los Consejos Comunitarios? ¿Qué
primó más: el interés particular sobre el
interés social? ¿No dimensionaron semejante desastre a
largo plazo? ¿Sí hay amor y compromiso por su territorio?
¿Dónde estaban las autoridades de un país que
permitieron que extranjeros entraran como “perros por su
casa”? ¿Y qué decir de la Autoridad para el
Desarrollo Sostenible del Chocó? ¿Como se puede revertir
este desastre ecológico, económico, cultural, social y de
salud? ¿Y que decir de la cocina tradicional, basado en
los sistemas tradiccionales de producción, un referente
étnico, socabada por la mineria ilegal mecanizada y sus estragos
con el uso del mercurio y otras sustancias contaminantes al medio
natural, casi irreversibles?
Literatura citada
Contraloría General de la Nación. 2017. Débil
control ambiental por parte de CODECHOCÓ: Crece actividad minera
ilegal en municipios del Chocó. https://www.contraloria.gov.co
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