Recuperación
de prácticas ancestrales de caza y pesca en comunidades negras e
indígenas en las cuencas del Atrato y Baudó, Chocó
Recovery of
ancestral hunting and fishing practices in black and indigenous
communities in the Atrato and Baudó basins, Chocó
Diamar Argenis Lozano-González1, Luz América Lozano de Mosquera1
1 Instituto de Investigaciones Ambientales del
Pacífico (IIAP), Quibdó, Chocó, Colombia.
Autor correspondencia: alozano@iiap.org.co
Recepción: Septiembre 5, 2017 Aprobación: Diciembre 8, 2017 Editor Asociado: Ayala HJ. DOI: https://doi.org/10.51641/bioetnia.v15i1.194
Resumen
Las actividades de caza y pesca han
servido de sustento alimentario a innumerables comunidades rurales,
negras e indígenas en la región del Chocó. Sin
embargo, las prácticas indiscriminadas para la
recolección de los recursos pesqueros y de cacería en
bosques naturales pueden estar generando una disminución de la
fauna y la erosión de las prácticas ancestrales. El
objetivo de esta investigación es la identificación y
diseño participativo con las comunidades de estrategias de
recuperación y conservación de las buenas
prácticas ancestrales de caza y pesca, en perspectiva de
garantizar el acceso proteína animal a partir de la oferta
faunística del Chocó Biogeográfico, garantizando
su resiliencia, conservación y sustentabilidad. En la
interacción con los actores comunitarios se aplicó un
enfoque ecosistémico ponderando la auscultación de la
relación entre procesos socioculturales y procesos naturales,
reconociendo al ser humano y los sistemas sociales y culturales como
componentes intrínsecos de los ecosistemas, e integrando las
dimensiones sociales, culturales y económicas como una
condición obligada en la gestión de los recursos
naturales.
Palabras clave: Caza doméstica, Chocó Biogeográfico, Enfoque escosistémico, Prácticas ancestrales, Pesca artesanal.
Abstract
The hunting and fishing activities
have served as support to countless rural, black and indigenous
communities in the Chocó region. However, indiscriminate
practices for the collection of fishing and hunting resources in
natural forests may be generating a loss of resources and ancestral
practices. The objective of this work was to design in a participative
way with the communities’ strategies that lead to the recovery of
these ancestral practices of hunting
and fishing, which lead to the improvement of the quality of life of
the fishermen and hunters of the ethnic communities. It was observed
that in order to intervene communities the ecosystemic approach must be
used since it identifies the relationship between sociocultural
processes and natural processes, recognizes the human being and the
social and cultural systems as intrinsic components of the ecosystems,
and integrates the social, cultural and economic aspects in the
management of natural resources.
Keywords: Ancestral practices, Biogeographical Chocó, Fishing, Ecosystemic approach, Hunting.
Introducción
La cacería de animales en los
bosques naturales y la pesca de recursos ícticos en los cuerpos
de agua continentales, han sido actividades de sustento en las
comunidades negras e ribereñas (Sánchez y Sánchez
1998, McGoodwin 2002, Sánchez et al. 2002, Villarroel 2016 ).
Los ecosistemas terrestres y acuáticos continentales del
Chocó Biogeográfico colombiano son reconocidos por su
elevada riqueza faunística; se reportan 206 especies de
mamíferos (Muñoz y Alberico 2004) y 196 de peces de agua
dulce (Mojica et al. 2004); las comunidades rurales chocoanas han
construido complejas dinámicas sociales, culturales y
económicas en torno a las actividades de cacería de
animales silvestres en los bosques y pesca en los cauces de los
ríos (IIAP 2011).
A pesar de lo anterior, la
sobre explotación, la presencia del conflicto armando que ha
facilitado la fragmentación de los bosques y la
contaminación de los ríos por minería ilegal, han
determinado un impacto ambiental sobre la biodiversidad del territorio,
que también ha significado un impacto en la seguridad
alimentaria, estado nutricional y bienestar socioeconómico de
miles de personas pertenecientes a comunidades que derivan su sustento
de actividades de caza y pesca (Akimichi 2002, Mcgoodwin 2002, Andrade
2011).
La pérdida de los
principales recursos naturales forestales y pesqueros en todo el mundo
se ha convertido en uno de los principales problemas generadores de
conflicto, motivo por el cual el estudio de los sistemas tradicionales
de usufructo de animales desde los ecosistemas naturales, se ha
convertido en una prioridad en muchos países que buscan la
mitigación de impactos sobre la biodiversidad y garantizar a su
vez el sustento dietario para las comunidades humanas de manera
sostenible (Gutiérrez et al. 2011). En esta perspectiva, el
enfoque ecosistémico resulta conveniente y estratégico
para hacer un manejo eficiente de los ecosistemas, pues reconoce la
importancia de los servicios que proveen a las comunidades del entorno
y permite, a partir de la gestión del conocimiento de las
dinámicas ecológicas, la identificación de pautas
de conservación y usos sostenible de los recursos, para definir
con equilibrio y racionalidad la distribución de excedentes,
priorizando a las comunidades y la cacería doméstica
ancestral respecto de la ordenación de los ecosistemas y el
aprovechamiento de la fauna silvestre para abastecimiento alimentario
local (Andrade 2011).
A través del enfoque
ecosistémico, las comunidades son vistas como dinamizadores y
transformadores del entorno y, por tanto, se constituyen en actores
determinantes en la gestión ecoeficiente de los ecosistemas. En
la conservación de la oferta natural de entornos locales, la
participación sensible de las comunidades resulta
estratégica, en función de la intrincada relación
entre las interacciones de las dinámicas socioculturales y su
incidencia en el equilibrio simbiótico natural entre las
especies de los ecosistemas presentes; por tanto, la presión
microeconómica de abastecimiento alimentario doméstico,
deberá mantenerse por debajo del límite de resiliencia de
la oferta natural local de los boques del entorno comunitario, de
ahí la importancia del enfoque ecosistémico (Andrade
20011).
El objetivo de esta
investigación fue documentar las prácticas de
cacería y pesca artesanal que se desarrolla en las comunidades
ribereñas de los ríos Atrato y Baudó, así
como también, diseñar, de manera participativa,
estrategias que produzcan la recuperación y conservación
de estas prácticas para el mejoramiento de la calidad de vida de
estas comunidades étnicas, orientadas a garantizar la oferta de
recursos de la biodiversidad, asociadas con el abastecimiento
alimentario etnocultural.
Metodología
Área de estudio.
Se realizó en las cuencas hidrográficas del Atrato y el
Baudó (Figura 1). El trabajo de campo se llevó a cabo en
los municipios del Medio Atrato, Bojayá y Vigía del
Fuerte en la cuenca del Atrato, y municipio del Alto Baudó en la
cuenca del Baudó: Isla de Los Palacios, San Alejandro, San
José de la Calle, Buchadó, Palo Blanco, Beté y Pie
de Pató.
Figura 1. Ubicación geográfica de las cuencas del Atrato y Baudó, Chocó, Colombia
En términos
hidrográficos el Chocó puede dividirse en tres cuencas
principales: Atrato con 720 km de longitud, un área de 35.702 km2 y un caudal promedio anual de 45.001 m3/s; seguido en tamaño por la cuenca del río San Juan con 410 km de longitud, 15.180 km2 de área y 2.721 m3/s
de caudal. La tercera cuenca más importante es la del
Baudó con una longitud de 180 km, un área de 5.400 km2 y un caudal de 706 m3/s (Mojica et al. 2004).
Para el caso particular de este estudio nos centramos en las cuencas de Atrato y Baudó.
Cuenca del Atrato. Este
río nace en el cerro Plateado, en la cordillera Occidental y
desemboca en el mar Caribe, más específicamente en el
golfo de Urabá; es un río muy importante para la
producción, cultivo y captura de peces y en general para la
seguridad alimentaria de sus comunidades ribereñas (Lagarejo
2015). Es un río que presenta ciénagas que son claves, no
sólo por su importancia socioeconómica, sino
también para el control de crecidas e inundaciones que afectan
las poblaciones ribereñas y los espacios destinados para las
actividades agropecuarias (Lagarejo 2015). Las ciénagas son los
ecosistemas predominantes de la cuenca del Atrato, pues las comunidades
han construido una cultura, identidad y vínculo con ellas, de
manera que se preocupan, intervienen y gestionan continuamente el
destino, aprovechamiento, manejo y conservación de estos cuerpos
de agua (Gutiérrez et al. 2011).
En esta zona del departamento del
Chocó la precipitación es de 8.000 mm al año,
siendo los meses más secos entre enero y marzo, y los más
húmedos entre junio y septiembre. Se registran temperaturas
medias anuales entre 25,9°C y 26,7°C y una humedad relativa
superior al 80% (Poveda et al. 2004).
Cuenca del Baudó.
Es de escasa longitud (150 km) y navegable en 80 km; es la más
pequeña de las hoyas hidrográficas del Chocó y
nace en la serranía del Baudó. Los territorios
ribereños al río Baudó son ricos en cultivos de
plátano y arroz. Desde su nacimiento a 1810 msnm, sigue un
recorrido norte-sur hasta la desembocadura del río Pepé,
en donde gira hacia el oeste para tributar sus aguas al océano
Pacífico; recibe en su recorrido las aguas de unos 112
afluentes. El valle del Baudó tiene una vegetación
vigorosa y se caracteriza por su excesiva humedad y calor sofocante.
Delimitando el área de estudio que correspondió al Alto
Baudó se encuentra que la población afrodescendiente
representa 73,3% mientras que los indígenas son la
minoría con 26,7%, los cuales habitan en resguardos legalmente
constituidos (Alcaldía del Alto Baudó 2016). Las
actividades socio-económicas principales en esta zona del
río Baudó son la agricultura y la explotación
forestal. Sin embargo, la pesca, la ceba de cerdos y la caza de
animales silvestres, son actividades productivas importantes para la
subsistencia de las familias. Esta es una zona del Chocó con
poca accesibilidad y escases de desarrollo económico y
productividad, aspecto que se asocia con el proceso histórico de
abandono estatal que han sufrido las comunidades negras
(Alcaldía del Alto Baudó 2008). En este territorio las
comunidades indígenas han adoptado algunas costumbres
tradicionales de la cultura afro en cuanto al método de
subsistencia y el modo de caza y pesca artesanal.
En esta parte del
Baudó, se asientan consejos comunitarios como ACABA
(Asociación Campesina del Baudó) y resguardos como el de
los ríos Jurubidá-Chori y Alto Baudó; en esta
área se presentan las mayores densidades de población por
título colectivo, entre 7 y 11 habitantes/km2.
Métodos.
Se realizaron salidas de campo a las poblaciones ubicadas en las
cuencas hidrográficas del Atrato y el Baudó entre julio y
octubre de 2017; se visitaron los municipios del Medio Atrato,
Bojayá y Vigía del Fuerte en el Atrato y Alto
Baudó en el Baudó. En cada una de estas localidades se
realizaron entrevistas y talleres participativos con el fin de
documentar las actividades de caza y pesca que desarrollan los
habitantes, además de identificar las representaciones sobre la
actividad (Sandoval y Hernández 2013). En concreto, se
recopiló información sobre las prácticas
artesanales y posibles conflictos con otras prácticas modernas.
Durante las salidas de campo, se analizaron las particularidades de los
grupos humanos de cada municipio mediante la observación directa
de las actividades cotidianas (Sandoval y Hernández 2013),
relacionadas con el medio ambiente; se registraron discursos sobre uso
de los recursos naturales, las formas de apropiación y las
estrategias de conservación. Se aplicaron aleatoriamente 69
entrevistas semiestructurada, usando como herramienta la encuesta que
constó de 12 preguntas con la opción de profundizar o
argumentar atendiendo a experiencias u opiniones propias; cada una de
estas preguntas fue diseñada para construir y consolidar la
percepción de la población frente a la práctica
ancestral de la pesca y la caza en sus territorios para finalmente ser
codificado y organizado en una matriz de doble entrada para facilitar
su análisis. Atendiendo a ello se abordaron: 1) pobladores,
cazadores y pescadores; 2) propietarios de terrenos donde existen
prácticas de caza, pesca o acuicultura; 3) gestores y
funcionarios de administraciones municipales o autoridades ambientales;
4) representantes de organizaciones sociales o comunitarias (Consejos
comunitarios, resguardos); 5) otros actores relevantes de la
región.
Las entrevistas se
desarrollaron mientras se recorrían las localidades, las
parcelas o después de los talleres. Durante las entrevistas, se
evitaron preguntas que condujeran a respuestas tipo sí o no. Se
realizaron preguntas atendiendo al contexto de manera que permitiera a
las personas expresarse libremente sobre la misma. A su vez, se
evitó interferir en las respuestas para contribuir a mayor
veracidad de la información y los resultados (Figuras 2 y 3).
Figura
2. Comunidades rivereñas en la cuenca del río Atrato:
Isla de Los Palacios, San Alejandro, San José de la Calle,
Buchadó, Palo
Blanco y Beté. Comunidades ribereñas (A y B) y
dinámicas participativas para la recolección de
información sobre caza
y pesca en el contexto del proyecto (C y D)
Figura 3. Comunidad ribereña en
la cuenca del Alto Baudó: Pie de Pató: comunidad
ribereña (A y B) y dinámicas participativas para la
recolección de información sobre caza y pesca en el contexto del proyecto (C)
Resultados y discusión
Conservación de las prácticas tradicionales de pesca.
La información obtenida reporta que las herramientas utilizadas
para la actividad de pesca en las comunidades estudiadas son: atarraya,
trasmallo, cañas de pesca, arpón y trampas de peces;
resaltan los entrevistados que el trasmallo es el más usado por
los pescadores, con la cual, se posibilitan mayores capturas, por la
configuración de la red que es más extensa en área
superficial de captura, en comparación con los otros
métodos que son más puntuales y localizados,
además que implica poca inversión en tiempo y esfuerzo en
su utilización. Sin embargo, el gran uso del trasmallo, es
considerado como un factor de presión y reducción de los
peces en el Atrato; en este sentido las comunidades reconocen que se
trata de un método que también genera un impacto
significativo sobre la población de peces del río. Al
respecto, la mayoría de las comunidades tienen la
percepción que el responsable de la escasez del pescado en el
río es el hombre, no por el uso de estos instrumentos modernos,
sino por el uso indiscriminado del mismo.
Dentro de los resultados
más importantes encontramos de acuerdo con las 69 encuestas, que
94% de la población encuestada cuenta con más de 15
años de experiencia en pesca: 98% utiliza el trasmallo como
herramienta, 26,9% pesca para comercialización o venta mientras
que 15,2% lo hace para consumo del hogar; 24,9% captura solo entre 1 y
15 peces, seguido de 10,4% que captura entre 16 y 30 peces en una
salida de pesca. El 99% de las personas encuestadas consideran que la
pesca es muy importante en la familia, manifestando a su vez 99,9% que
las capturas de la actividad pesquera no es igual que cuando comenzaron
a practicarla.
Los resultados obtenidos en
cuanto a la pesca como actividad reconciliadora son fundamentales,
porque se percibe que las comunidades, además de compartir la
dinámica, considerada como una práctica ancestral,
reviste de mucha importancia para los territorios; este supuesto se
comprueba al obtener que 100% de los encuestados consideran que se
valida de esta manera por razones como el arraigo, las buenas
prácticas solidarias, entre otras; a su vez, el mismo 100% de
los encuestados consideran que los acuerdos de paz ayudarían a
mejorar la actividad de la pesca, porque dentro de algunos de sus
argumentos, expusieron que esta posibilitaría mayor
inversión en los territorios, regularía la
práctica para posibilitar el aumento de la especie, entre otras.
A pesar de que algunas
herramientas de pesca puedan ser percibidas en el imaginario de las
comunidades como objetos de transformación de los
hábitats en la disminución de las poblaciones de peces,
no es desconocido que en la actualidad otras prácticas como la
minería ilegal (Ramírez y Ledezma 2007, Andrade 2011) y
la introducción de especies invasoras, como la cachama a las
cuencas de los ríos, ha generado una disminución de la
ictiofauna nativa y promisoria en estas comunidades (IIAP 2011). Sumado
a ello, el crecimiento de la población, unidas a la falta de
ingresos y los altos índices de pobreza, han hecho que se
explote el recurso hídrico y selvático a gran escala y de
manera indiscriminada, derivando en la extinción local de
algunas especies como es el caso del sábalo (IIAP 2011).
Además, las especies de
peces ya no son capturadas teniendo en cuenta las
características de talla para su consumo (Figura 4), donde solo
organismos que presentaban tallas grandes eran pescados. En la
actualidad, las especies son recolectadas de manera indiscriminada,
indistintamente de su tamaño o estado reproductivo,
llevándolas así a una disminución y/o
extinción de sus poblaciones a nivel local.
Figura
4. Prácticas ancestrales para la recolección y
conservación de peces en la cuenca del río Atrato: (A)
trasmallo, (B) peces
nativos recolectados, (C) preparación de los recursos ícticos por las comunidades
Las especies más
recolectadas, aunque mayormente encontradas en época de subienda
entre enero y abril, son: el dentón (Leporinus muyscorum -
Steindachner, 1900), bocachico (Prochilodus magdalenae - Steindachner,
1879), sábalo (Megalops atlanticus - Valenciennes, 1847),
sabaleta (Brycon oligolepis- Regan, 1913), mojarra (Cichlasoma
microlepis - Dahl, 1960), charre (Pimelodus punctatus - Meek &
Hildebrand, 1913), rohizo (Leporinus striatus- Britski, 1997), guacuco
(Chaetostoma leucomelas- Eigenmann, 1918), jojorro (Pomadasys bayanus -
Jordan y Evermann, 1898), bagre (Batrochoglanis transmontanus - Regan,
1913), doncella (Ageneiosus pardalis - Lütken, 1874), quicharo
(Hoplias malabaricus - Bloch, 1794), micuro (Synodontis clarias -
Linnaeus, 1758) y pemá (no descrito).
Por todo esto, es fundamental
que las comunidades ribereñas, junto con las autoridades
ambientales y administrativa municipales, de mano de la academia,
busquen caminos viables que permitan el sostenimiento de los
ecosistemas sin afectar significativamente la seguridad alimentaria de
estas comunidades de pescadores.
Conservación de las
prácticas tradicionales de la caza. En el proceso de
acompañamiento e investigación llevado a cabo en las
comunidades de Atrato y Baudó, se logró identificar que
el número de personas dedicadas a la actividad, oscila en una
relación aproximada entre 2 y 4 personas.
Las especies de animales
silvestres más capturadas en los bosques son: guatín,
saíno, puerco de monte, venado, guagua y armadillo.
No obstante, la
reducción de las especies y en función de la necesidad de
alimentación de las familias en las comunidades, al igual que en
la pesca, se caza todos los días si hay posibilidad, aunque los
cazadores reconocen que a diferencia de la pesca, hay temporadas de
mayor y menor oportunidad de captura.
Para la recolección de
información precisa sobre esta actividad, los resultados de las
16 encuestas realizadas aleatoriamente a cazadores, arrojaron como
resultado que es una actividad 100% realizada para subsistencia y por
hombres.
Un dato importante es que 98%
de los encuestados señala que actualmente se requiere una mayor
inversión de tiempo para encontrar un animal (más de 8
horas) en comparación con hace 10 años que solo caminaban
alrededor de 1 o 2 horas para encontrar un animal. En referencia a lo
anterior,72% refiere que aunque se estipule en promedio que se
encuentre un animal después de 8 horas o más de caminata,
no siempre es seguro encontrarlo.
Al reflexionar sobre la
introducción de nuevas prácticas con tecnologías
no apropiadas y ajenas a la cultura de la población, se puede
decir que estas prácticas acaban con la sostenibilidad de los
sistemas que garantizan la seguridad alimentaria de los habitantes;
además, podríamos inferir de ello que se constituyen en
generadores de fenómenos sociales como desplazamiento a los
grandes centros poblados, incursiones en delincuencia común por
falta de recursos que garanticen la sostenibilidad y otros aspectos que
acrecientan la marginalidad, la exclusión y la pobreza.
También, se evidencia a
partir de los elementos encontrados, que en las últimas
décadas se ha notado una disminución en las especies
aprovechadas en la zona; se cree que el fenómeno se debe al
aprovechamiento irracional de los recursos naturales de flora y fauna
por parte de los nativos y colonos, la actividad minera, el ruido de
las máquinas, la tala del bosque para comercializar la madera y
la contaminación de los ríos.
Finalmente, en atención
a los posibles acuerdos que se pueden establecer en la comunidad
respecto a los tiempos para veda de los animales de monte, 99% de los
encuestados manifestó estar de acuerdo con respetar esta
alternativa si se determina, en razón que con estas medidas se
promueve el repoblamiento de las especies de consumo etnocultural
además de su contribución en el restablecimiento de
dinámicas ecológicas que contribuyen a la
conservación de los ecosistemas; esta medida será muy
útil en la perspectiva del retorno a ciertos sectores de la
fauna de cacería que se encuentra casi extinta en las
comunidades de Atrato y Baudó (Cano 2017).
Conclusión
Se hace imperativo para el desarrollo
y potencialización de las comunidades ribereñas del
Atrato y el Baudó que se establezcan estrategias educativas y de
intervención administrativa (regional y nacional) atendiendo al
contexto, para influir positivamente en las nuevas generaciones en
prácticas más sostenibles tanto para el ecosistema como
para el hombre.
De la utilización de
herramientas apropiadas, principalmente del trasmallo para la captura
de animales, depende en gran medida su migración total a otras
zonas o su retorno. Es por esto que considerando además la
sentencia T-622 de la Corte Constitucional, donde se declara al
río Atrato y sus afluentes sujeto de derecho, se deben
establecer desde los consejos comunitarios, acuerdos en las comunidades
que posibilite y unifique las estrategias como las temporadas de veda
que permitan beneficios igualitarios representados en la
satisfacción de la dieta alimentaria y nutricional, el
desarrollo económico y el mismo sostenimiento de las especies de
peces y animales de las comunidades ribereñas del Atrato y del
Baudó.
Lo anterior da cuenta que para
intervenir las comunidades, se debe usar el enfoque ecosistémico
porque identifica la relación entre procesos socioculturales y
procesos naturales, reconoce al ser humano y los sistemas sociales y
culturales como componentes intrínsecos de los ecosistemas, e
integra las dimensiones sociales, culturales y económicas en la
gestión de los recursos naturales, todo apuntando a la
conservación humana y animal.
Agradecimientos
Agradecemos al Instituto de
Investigaciones Ambientales del Pacífico (IIAP), Quibdó,
Chocó, por la intención y disposición de volcar
siempre su mirada a todos los rincones del Chocó
Biogeográfico, atendiendo en este caso a zonas deprimidas del
Chocó, no solo por el conflicto sino por grandes dificultades a
nivel de insatisfacción de sus necesidades básicas.
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